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Imposturas Varias

Publicado por Otto Más activado 6 Marzo 2009, 00:00am

Etiquetas: #Delitos Sociales, #Gentes humanas, #Paradojas, #Irasosiá, #Misterios, #A la hoguera, #Intesidades


Es un hecho más que comprobado que las gentes anglosajonas y bárbaras en general son eso, bárbaros… hablan raro y siempre han tenido un complejo frente al mundo mediterráneo del copón, así que primero se cargaron el Imperio, luego vinieron con la Reforma, luego el Nazismo… todo como reacción a la inferioridad que sentían (o les hacíamos sentir)…


Lo siguiente es decir que los mediterráneos somos unos puercos sucios, a pesar de que nos aseamos bastante más que ellos, pero a pesar de eso se vienen de vacaciones o colonizan nuestras islas… Piensan que somos inferiores aunque nuestra cultura siempre ha sido superior, nuestra gastronomía ídem y no estamos tan desnaturalizados como ellos. Dicen que en la UE damos problemas (no será por los bancos españoles...) y nos llaman PIGS (Portugal, Italy, Greece & Spain), pero tienen en sus museos los más impresionantes frutos de nuestra cultura clásica…

El Renacimento no fue un giro casual hacia lo clásico… Los mediterráneos veían con disgusto ese arte que los godos nos imponían: el gótico… y así siempre, ellos al remolque… pero seguimos siendo ineducados, vulgares, sucios e incívicos, porque no tenemos su cuadriculada mente…

Si te cuelas en el metro en uno de esos países tan germánicos y bloqueas la puerta, mientras esta se cierra, para entrar, te miran fatal, te reprochan y llaman al guardia más cercano. En el fondo no les falta razón, claro, pero es que se pasan tres pueblos… por no hablar de los suizos, que casi te extraditan si no tienes billete para el tren a pesar de que ven que buscabas al revisor porque era imposible que lo hubieras comprado yendo con el cochecito del bebé y otro niño pequeño de la mano… tacatá: multa,… ¡zas! ¡En tola boca!


Hace una temporada vi un alemán en Madrid que se acercaba al vagón del metro mientras se cerraban las puertas… En el último momento metió el brazo, el hombro, empezó a hacer fuerza como un puto bestia para volverlas a abrir y entrar… lo consiguió y encima se jactaba con el amigo joven que le venía a visitar a Madrid, diciendo que era una cosa normal en este país.


Le hubiese abofeteado con la excusa de que en mi mundo interior eso es lo habitual.

Necesitamos un nuevo Renacimiento.

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